El pasado 16 de mayo de 2025, un tornado catalogado EF‑4 por el National Weather Service de Estados Unidos (NWS) cruzó tres condados de Kentucky, dejando a su paso devastación y al menos 19 muertos, tal como indicó All That Interesting. Con vientos de hasta 274 km/h, el meteoro afectó zonas como Somerset y London durante una hora y media, arrasando hogares y destruyendo infraestructuras.
Imágenes de satélite generadas por Landsat‑9 muestran claramente una cicatriz de casi 90 km de longitud en el Daniel Boone National Forest, donde transcurrió el gran tornado. Las imágenes aportadas a través de Earth Observatory muestran esa cicatriz en el medio del bosque. Aunque los tornados nocturnos suelen ser más letales, este evento destacó por su magnitud: dejó un rastro de hasta 1,6 km de ancho y arrancó raíces, derribó postes de alta tensión y arrastró coches a cientos de metros .
Las autoridades locales emitieron un episodio de “víctimas múltiples” y se movilizaron equipos de rescate bajo condiciones extremas. Este no es un caso aislado. Durante marzo de 2025 se registraron 175 tornados en Estados Unidos, casi el doble del promedio mensual, lo que evidencia una temporada temprana y muy activa que, según expertos, está relacionada con patrones asociados a temperaturas elevadas en el Golfo de México.
Un estudio reciente de Kentucky Lantern revela que la tradicional franja conocida como Tornado Alley está desplazándose hacia el este, afectando cada vez con más frecuencia a estados como Kentucky, Tennessee, Mississippi y Arkansas (la llamada “Dixie Alley”). En este caso se comprobó que se ha tratado de un tornado de categoría EF-4.
A look back:
— WeatherNation (@WeatherNation) June 12, 2025
Nearly 1 month ago, a deadly EF-4 tornado tore through Southern Kentucky impacting communities in Laurel County, KY. 19 lives were lost as a result of this tragic nighttime tornado, and this is part of the path the devastating beast took.#KYwx pic.twitter.com/97yL5MAoGs
Según el profesor Victor Gensini (NIU), la combinación de aguas más cálidas en el Golfo y una corriente en chorro debilitada favorecen la formación de tornados en zonas que antes estaban fuera de lo habitual. La NOAA también advierte que, en un clima más cálido, habrá más tornados fuera de temporada, en otoño e invierno, por el aumento de inestabilidad atmosférica.
El calentamiento del océano aumenta la humedad, y el cambio en pérdidas de vientos hace que las condiciones favorables coincidan más a menudo. No obstante, la relación entre cambio climático y tornados no está por completo clara. Un informe de la Cámara de Representantes de EE.UU. concluye que no hay una tendencia clara en frecuencia global de tornados ligada al aumento en la concentración de CO2. Este desplazamiento hacia el este aumenta los daños en zonas boscosas, algo ya analizado en una investigación de 2024 publicada en Science Direct.
En paralelo a los laboratorios oficiales, una nueva generación de "storm streamers", aficionados expertos que transmiten en directo, anticipan tornados antes que la NOAA. Un streamer con 2,8 millones de suscriptores logró alertar sobre un brote mortal en mayo de 2025 antes que las agencias tradicionales, tal como revela Wired. Aunque esto salva vidas, también conlleva riesgos por posibles falsas alarmas o mensajes contradictorios.
Expertos alertan que, pese a la utilidad, la ausencia de formación oficial puede generar confusión. Además, estos canales suelen evitar el cambio climático para mantener audiencias en zonas conservadoras, ignorando un nexo clave para entender el patrón actual. Lo cierto es que el patrón en el desarrollo de tornados en Estados Unidos parece virar hacia fenómenos más intensos abarcando nuevas zonas más al este.
Respecto de las alertas, el futuro parece girar hacia sistemas híbridos donde Inteligencia Artificial (IA), ciudadanos y agencias oficiales colaboren entre ellas. En una era de tornados impredecibles y más frecuentes, la respuesta rápida y precisa puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.